
Es una mañana lluviosa y el teléfono suena, el contestador responde. Osvaldo Bayer avanza por un pasillo estrecho del Tugurio, su casa, pequeño desorden con torres de libros y estanterías repletas. El día está horrible, el teléfono insiste. Bayer lo deja ser, otra vez el contestador responde. Son las 10 y la visita de Dínamo llega de improvista, pero con aviso. En lugar de un portazo, Bayer recibe con alegría y toma asiento. Conserva la sonrisa, la buena predisposición y la misma humildad a pesar de los años. Empieza la entrevista.
-Su lucha por los pueblos originarios es histórica, ¿cómo surgió su interés?
-Desde que empecé a estudiar la época de Roca y de la presidencia de Avellaneda, que leí comunicados que eran de un racismo atroz y de una crueldad increíble. Yo había estudiado los documentos de Mayo y de la Asamblea del Año XIII, que establecía la liberación de los esclavos, y la diferencia es total. Nunca se nos ha enseñado que Roca y Avellaneda restablecieron la esclavitud en Argentina.
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Revista Dínamo
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