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domingo, 25 de noviembre de 2007

No al cierre

Como ya es de público conocimiento, el jefe de Gobierno porteño electo, Mauricio Macri, se mostró a favor del cierre del canal Ciudad Abierta para recortar presupuesto, además de que la señal tiene una escasa audiencia.

Mientras buscaba información sobre este tema para una nota de la facultad, encontré que los trabajadores del canal no sólo organizaron actos con distintas figuras sino que también se hicieron un blog que exponen distintos artículos de gente que defiende a Ciudad Abierta y una cuenta de youtube con varios videos que resumen la programación y las opiniones de diferentes personalidades. Hasta tienen fotolog. Acá la carta de los trabajadores:

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sábado, 24 de noviembre de 2007

Buenos Aires PoD: El Futuro del Libro

La revista adn CULTURA, junto con la librería Capítulo dos y la editorial Bibliográfika, organiza el primer evento en Argentina de Print on Demand (PoD). El proyecto unifica tecnología con literatura mediante la impresión por demanda. Hasta el 25 de noviembre, en el local de Capítulo dos del Alto Palermo Shopping, los lectores podrán ver cómo se imprime y encuaderna en el acto el libro que deseen. El catálogo de compra está compuesto por más de 300 títulos, algunos inéditos en nuestro país, otros agotados o discontinuados. Entre ellos, los libros de Alejandro Rozitchner, Marcelo Gantman y Julián Gallo, hechos en base de los contenidos de sus blogs.

La iniciativa de PoD busca derribar la idea de que los libros digitales reemplazarán a los de papel. Los beneficios de los que se jacta son la posibilidad de conseguir a obras agotadas o inéditas con mayor facilidad y de adelantar nuevos títulos antes de su publicación, con su eventual impresión.

En cuanto a mi opinión, es una sana mezcla. Siempre me mostré en contra de leer los libros vía Internet, pero esta nueva tecnología da la opción de obtener obras de difícil acceso y poder encuadernarlas cual libro de verdad.
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martes, 13 de noviembre de 2007

Hora del té en el bondi

Entre la lluvia y el tumulto propio de un viernes a la tarde, encontré en el colectivo camino al Alto Palermo a un grupo de cuatro viejas sentadas charlando. Ni bien subí, lo primero que me llamó la atención fue eso: cuatro señoras mayores muy bien vestidas hablando casi a los gritos como si estuvieran en una confitería. Tuve la suerte de quedarme parada al lado de ellas, pensando en las cosas que tenía que hacer (preparar una entrevista, estudiar para un parcial) cuando oí una frase que acaparó mi atención por completo: "En España, no he visto ni a un solo chico pidiendo monedas", decía la del lado de la ventanilla atrás, de nacionalidad gallega, presupongo.

A partir de entonces, fueron comentarios tras comentarios de típícas viejas fifí. "Es que acá no hay valores", "No entiendo como un país como la Argentina está tan sumido en la miseria", "En España, nunca me han robado, y aquí ya van dos veces". En eso, interviene en la conversación la mujer que estaba a mi izquierda. "A mí para robarme un collar de oro me cortaron todo el cuello, es la droga que los pone así". Las viejas acotaron: "Antes te sabían robar bien, por lo menos, no te lastimaban", "Y tenían buen ojo, ahora no saben distinguir el oro de la plata o de cualquier otra baratija", "Yo por eso tengo cuidado con mis joyas" (en ese instante, las cuatro empezaron a mostrar toda su bijouterie), "Además, muchas de las cosas que llevo puestas tienen valor afectivo", "Te das cuenta enseguida si alguien te quiere robar, porque se te queda mirando y yo ahí hago zas! y me voy lejos, lejos".

Casi me paso de la parada por escucharlas.
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viernes, 9 de noviembre de 2007

Telefonito


Mi celular tiene los mil y un problemas. La batería se baja de repente todo el tiempo, incluso recién cargado el teléfono se me apaga. Además, la tecla del 4 y del Yes no me andan bien. Convengamos que el pobre ya tiene como dos años y medio, pero igual lo llevé a arreglar. Le hicieron un reprogramación que, desde luego, no sirvió de nada. Si el asunto era la batería. De todas formas, me cobraron 50 pesos. Hice el reclamo. Me lo "arreglaron" de vuelta. No sirvió de nada y así sigo.

La otra vez, Gonzalo mandaba mensajes de texto y no llegaban. Estuvo sin poder enviarlos por tres días. Llamó a la empresa para quejarse, pero la plata gastada nunca volvió.

Las estadísticas de la Defensa al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires me consuelan. Me hacen darme cuenta que no soy la única con problemas. La telefonía celular es el rubro con mayor número de denuncias (19%). Las fallas de los electrodomésticos y en el servicio de Internet se ubican en el segundo y tercer puesto con el 17,1 y el 7 por ciento de quejas, respectivamente.

Los reclamos con respecto a los celulares tienen dos ejes. Uno de ellos es el servicio técnico. Las empresas muchas veces no respetan las garantías, o bien, al reparar algo, rompen otra cosa y luego no se hacen cargo. El otro eje es en cuanto al servicio en sí, en especial, la falta de señal. En ambos casos, se puede hacer la correspondiente denuncia en Defensa al Consumidor. Las sanciones que pueden recibir van de los 50 mil a los 100 mil pesos.

Por lo general, las compañías telefónicas hacen un relevamiento en la Defensa para saber cuál es el estado de las quejas. Según lo que me dijo el gran hombre que me atendió (al 5382-6234, por si quieren comunicarse con las oficinas), procuran negociar con los consumidores por fuera para evitar la última instancia, que es la de enjuiciamiento. Aparte, para que no figuren sus precedentes en las actas.

Todo esto viene a tema con que el mal funcionamiento de mi teléfono me tiene harta. Aunque sea, ya sé que son muchos que están en la misma situación.
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viernes, 2 de noviembre de 2007

Y, si tenés la plata...

Cualquier persona normal trataría de mejorar su situación, a razón de que si fuera linyera, intentaría tener una casa, y si tuviera una casa, buscaría una con dos habitaciones, televisión y cucha para el perro, y así sucesivamente, pero en orden creciente.

Resulta que ahora entre los que son millonarios se impuso una nueva y particular tendencia, que consiste nada más ni nada menos en hacerse pasar por pobres. En Rusia, los ricos, cansados de esa vida de lujos en la que ya vieron y tuvierno todo, pagan para andar como vagabundos o músicos por las calles europeas. También para imitar los pasos de Genghis Khan o los de Alejandro Magno en sus expediciones. Estos hombres de billetera abultada, empresarios y funcionarios del gobierno ruso, en su mayoría, lo hacen a través de la compañía Club Lúdico, que les proporciona la mayor seguridad posible en esta especie de excursión.

Bien pues, digo yo, en vez de malgastar sus dólares en jugar a ser pobres por un día, ¿por qué no lo donan a caridad y se van con una fundación al Congo?
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jueves, 1 de noviembre de 2007

Un cartel sin calle


Después de un horrible partido de fútbol con mi equipo Gatoreit FC, que como de costumbre perdimos, dejé el bolso en casa y así como estaba fui a ejercer mi derecho de ciudadano. Para llegar a la escuela donde votaba, tomé un camino que nunca antes había usado, a pesar de vivir hace 21 años en la zona. Fui por una callecita que bordea la vía del Mitre y al club Harrod’s Gath y Chavez, cerca de Barrancas de Belgrano. Luego de pasar por un asentamiento cartonero, encontré algo que me llamó la atención: una señalización de calle donde no había calle. “Virrey Loreto 1400-1500”. El mismo estaba puesto casi sobre las vías. Del otro lado sólo estaban las canchas de tenis del club. Miré hacia la otra parte de la avenida porque capaz que señalaba la altura de la otra vereda pero no llegué a ver los números del cartel.

Seguí caminando, llegué al colegio y, tras una hora y un poco más, emití feliz mi voto. Volví a mi casa por Libertador para verificar lo que había pensado anteriormente. Pero no. La altura decía: “Virrey Loreto 1500-1600”. Qué extraño. He visto calles sin cartel, pero es la primera vez que veo un cartel sin calle.


Colaboración especial de Gonza para Noticias por Doquier.
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