Cualquier excusa viene bien para faltar, por eso un “feriado adicional” se convierte en alegría para los chicos. Pero, cuando los docentes llevan más de un día de paro en repetidas semanas, la pérdida de clases deja de ser un alivio mañanero para los niños poco amigos de la escuela y se torna preocupante. Es por esta razón que el conflicto docente mantiene en vilo hasta al Gobierno nacional y su afán por garantizar los 180 días obligatorios del calendario escolar.
El año pasado se vivió una situación similar, con momentos de máxima tensión en Salta y en Santa Cruz y con un pico a raíz de la muerte del maestro Carlos Fuentealba tras la represión ordenada por el gobierno de Neuquén el 5 de abril de 2007. Como expone la doctora en Educación y directora de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés, Silvina Gvirtz, los reclamos salariales de los docentes vienen de largo tiempo. Basta con citar la carpa blanca instalada durante la década del 90 en la plaza del Congreso.
“El sueldo de los maestros ha aumentado en términos absolutos en los últimos años. Sin embargo, el salario del docente está mal conformado”, resalta Gvirtz. “El problema es que el salario inicial, que se cobra en mano, está compuesto por un básico y una cifra de adicionales, que están en negro. Por lo que cuando el docente se retira, su jubilación no le es suficientes para vivir y, aparte, tampoco puede ahorrar porque su sueldo es bastante ajustado”, asegura.
Esta es la bisagra que explica la raíz del reclamo de los docentes. “Además, el aumento que se estableció a principio de año ya fue absorbido por la inflación”, agrega la secretaria de Finanzas de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República (CTERA), Graciela Cingolani.
En la ciudad de Buenos Aires, los docentes primarios, secundarios y universitarios decidieron tomar en las últimas semanas medidas de fuerza para que el Gobierno oyera su pedido. “Y aún no obtuvimos ninguna respuesta concreta más que no hay dinero para subir los sueldos, pero nosotros necesitamos una solución”, recrimina Cingolani.
Por si fuera poco, no sólo los maestros se pusieron de huelga, sino que también se les sumaron los estudiantes, indignados por la decisión del gobierno de Mauricio Macri de reducir el número de becas otorgadas a los chicos más necesitados de 59 mil a 29 mil. La consecuencia directa fueron 14 colegios tomados en menos de una semana, cortes de calles e increpaciones al ministro de Educación porteño, Mariano Narodowski. Aflojaron un poco y subieron 15 mil más, pero tampoco alcanzó para calmar la disconformidad con la política tomada por la gestión macrista.
Vale destacar que la Ciudad no es la única con los colegios convulsionados. El gobernador de la provincia de Buenos Aires y aliado de los Kirchner, Daniel Scioli, tuvo su cuota de roces con los docentes estatales en paralelo a los dolores de cabeza de Macri. Los maestros de las escuelas públicas querían un aumento salarial. “Hasta el 12 por ciento”, respondió cortante Mario Oporto, el titular de Educación provincial. A los maestros no les convenció y dejaron las aulas vacías. El paro se extendió por cinco días.
Pero la relación de Macri con los colegios empezó con el pie izquierdo. A principios de junio, la administración de la Ciudad de Buenos Aires admitía que 49 escuelas no tenían gas y que el 60 por ciento de las escuelas tenía problemas graves de infraestructura. El jefe de Gobierno acusaba a las gestiones anteriores por el pésimo estado en que se encontraban los colegios. De hecho, el año pasado la Legislatura porteña declaró la emergencia edilicia ante el preocupante deterioro de las escuelas públicas, entre ellas, el instituto Mariano Acosta. Macri no tardó en prometer que ese escenario cambiaría, pero que le llevaría como mínimo un año.
El problema edilicio no es menor y se extiende también a la Universidad de Buenos Aires. Al igual que los colegios porteños, la Facultad de Medicina no contaba con gas en sus instalaciones. Pero el ejemplo más reciente es la Facultad de Ciencias Sociales, que en las últimas semanas sus estudiantes tomaron las tres sedes -de Marcelo T. de Alvear, Ramos Mejía y Constitución- en reclamo de un edificio único, refacciones hasta el traslado a la nueva sede, aumento del presupuesto y pago de salario a docentes ad honorem.
“No creo que sea tanto pedir un solo edificio para toda la facultad, para que la biblioteca sea una, el trámite de inscripción se haga en un solo lugar y que, además, esté en condiciones dignas de cursadas, sin peligro de que se te caiga una viga del techo en la cabeza”, asegura Lionel, estudiante de Ciencias de la Comunicación e integrante de la agrupación El Andamio del Movimiento Universitario de Izquierda.
Dos de los pedidos más elementales son que se refuerce la seguridad y que haya planes de evacuación. “Es absurdo, pero no hay planes de evacuación. Se ha comprobado que, ante algún imprevisto como un corte de luz o un incendio, las escaleras colapsarían y los estudiantes no sabrían qué hacer”, puntualiza Lionel.
Es así que, mientras docentes y algunos estudiantes se mantienen en pie de guerra, otros disfrutan de unas forzadas mini vacaciones de invierno.
4 comentarios:
si te proponés estudiar, cada día encontrás más obstáculos. y si se pierde el cuatrimestre qué va a pasar con todos los que estuvieron estudiando hasta ahora? muchos trabajan medio tiempo para poder estudiar. y despues no tienen clase. y esto no es nuevo. desde el primer dia que entre en la UBA nos vinieron a hablar sobre los problemas que siempre hay y que no tienen respuesta.
Muy buen resumen del conflicto de la educacion en los ultimos meses. Ademas que no solo las escuelas tienen el problema presupuestario sino tambien que los docentes y el personal son muy básicos y finalmente muchas escuelas especialmente las secundarias funcionan como aguantaderos y comedores y no como la funcion puntual que es la educacion. Si bien la escuela es un lugar de contencion no hay que olvidarse que que los chicos aprendan y se eduquen es la base de una sociedad mas justa.
Beso, Lu
higual no kreo qe la falta de qlases seha un provlema a larjo plaso, no?
Aumento de sueldo a los docentes!
Mauricio pelá la billetera!
Saludos!
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