Qué mejor que quedarse en casa

Vieron esos días en los sale todo mal? Bueno, paso a contar mi día de ayer por el simple hecho que no puedo creer que tenga tanta mala suerte.

Me levanté a las 7 de la mañana para estudiar para el parcial de Pensamiento Científico que rendía a las 9. El jueves había estado con dolor de cabeza casi toda la tarde y no había podido estudiar nada. Había llegado a repasar el primer capítulo y estaba en la mitad del segundo, cuando me di cuenta de la hora. 9 menos cuarto. Me preparé rápido, salí de mi casa y escuché que la vecina del sexto llamaba el ascensor. Esperé. Ella bajó. Abrió la puerta. Esperé. No la cerró. Se quedó hablando abajo con alguien. "Ascensor". "Ascensor, por favor". Ni bola. Se me estaba haciendo tarde y yo -obviamente- no iba a ir por las escaleras porque a la mina no se le ocurría cerrar la puerta. "¡¡¡¡ASCENSOR, POR FAVOR!!!!!". Nada. Subió de vuelta e hizo como si nada. Vieja de mierda.

Llegué al aula diez minutos tarde. El profesor entregó las hojas del parcial. Leí las consignas. Verdadero o Falso. Completar el cuadro. Marque con una cruz. Bien. Era fácil. Escribí dos líneas y murió mi lapicera. Agarré otra de la cartera. Parecía que también se le iba a acabar la tinta, pero duró. Además, por si fuera poco, me tocó el único tema que no había leído. El consenso de la comunidad científica. Hay que ver cuánto me sirvió ese que, popularmente, llaman chamuyo.

Después de IPC, tenía Economía. Estaba afuera con mis amigas del CBC, paradas y hablando, cuando vimos que se movían las ramitas del árbol que teníamos arriba. "¡Agüita!", gritó Tere. Pero no era "agüita" exactamente. No me pregunten cómo hizo una paloma para cagarnos a las tres encima y al mismo tiempo. No sé cómo hizo, realmente. Paloma de mierda. Fuimos -sin parar de reírnos, para no llorar, claro está- al baño. El de Economía nos iba a dar la nota de los parciales. No nos dio nada al final, pero como dicen que cuando te caga una paloma es señal de buena suerte, especulamos con un 10. Sí, yo iba por el 10, aunque no había resuelto dos ejercicios. De todas formas, para mí, que te cague una paloma de buena suerte no tiene nada, siempre sostuve que es un consuelo. "Te cagó una paloma, bueno, tendrás todo el pelo sucio, pero vas a tener buena suerte". "Pisaste terrible caca de perro que te ensució hasta las rodillas, pero vas a tener buena suerte".

Bien. Clase de Economía. Todavía me seguía riendo. 12:25. El profesor había terminado de explicar todo. Nos dijo que nos dejaba salir antes. Al fin algo bueno. El cielo parecía que se iba a caer a pedazos. Y efectivamente, se cayó a pedazos justo cuando el tipo nos dejó salir. Caminé dos cuadras con Angi y nos empapamos, a pesar del paragüas. No tenía monedas. Angi me prestó y se fue a tomarse el 124. Quedé yo en la parada del 168 haciendo malabares con el paragüas, las monedas, la carpeta negra y la cartera. Hice un mal movimiento y terminó mi carpeta en el suelo. Cayó sobre el agua. Pero no solo sobre el agua, sino que también arriba de barro, y si eso no fuera suficiente, arriba de yerba mate. La limpié con el paragüas. Total, con lo que llovía, cuando bajara del colectivo y lo abriera se iba a limpiar. Bajé del bondi. No llovía. Llegué a mi casa. Se largó con todo de vuelta. Lluvia de mierda.

Hogar, dulce hogar, me metí como estaba en la ducha. Con ropa, paragüas y carpeta. Pequeña tranquilidad. Descansé un rato y a las 4 me fui a mi primera clase del taller auditivo de francés, Qu'est-ce qu'il disent?. Me encontré con mi amiga Yanina en la puerta del Centro de Idiomas y subimos al aula. De a poco, entraban cada vez más personas. Mejor dicho personajes. Un chico que -como definimos con Yani, luego- era una especie de bailarín latino gay. Una mujer que, para no traducir poule al castellano, empezó a imitar a una gallina en medio del curso. Movimientos con sonidos incluidos. Me fui 20 minutos antes porque tenía que ir al dentista. "La clase termina a las 6", me dijo la profesora con mala onda. Cómo si me gustara ir al dentista. Para colmo, me encontraron una carie y tengo que ir otro día. Mi trauma de chiquita hacia los dentistas no se va más.

A la tarde-noche, fui a comer con Gonzalo y más tarde y más noche, al cumpleaños de una amiga, en Benito. Todo muy lindo. Vi gente que hacía mucho no veía y tenía ganas de ver. A las 2, me marché. No de amarga, sino porque hay un par de trabajos de TEA que todavía no terminé (o ni empecé, a decir verdad), y aparte tengo que preparar el parcial de Antropología que rindo el jueves. Dicho y hecho. Hogar, dulce hogar nuevamente. Que se termine este día de una vez. Subí al ascensor. Los del primer piso organizaron una fiesta. Rodrigo a todo volumen. Cuarto piso, ya no se escuchaba. Bien, dormir. Mi pieza -que da al patio de los del primero-, Rodrigo a todo volumen como si estuviera en mi casa. La Mona Giménez. Cumbia. Gilda. Cumbia. Cumbia hasta no sé qué hora. Ni en mi casa puedo estar tranquila!