Los primeros countries o barrios cerrados en Argentina datan de mediados del siglo pasado. La gente de clase alta pasaba ahí sus fines de semana. Esta tendencia se mantuvo y hacia 1991 aún eran muy pocas las personas que vivían allí de forma permanente. Pero con la época menemista y la crisis del 2001 todo cambió. Las familias empezaron a instalarse de manera definitiva y el fenómeno de los barrios privados como sinónimo de seguridad se convirtió en un boom inmobiliario, cada vez en mayor expansión.Los niños pequeños de las familias crecieron. Se formaron nuevas generaciones de jóvenes: los adolescentes de ciudad refugiados entre los paredones de cemento y el alambrado. Y también, aquellos que vivieron toda su vida en un country. Los que se hallan en una burbuja, como califican los de afuera. Pero, ¿cuán dentro de la burbuja están realmente? Patricia Rojas, en su libro Mundo Privado, indaga justamente sobre eso. Sobre cuánto de mito y cuánto de verdad tiene esta afirmación tan común acerca de los chicos de los countries.
Los resultados sorprenden ¿Ellos están aislados de la realidad de su país o su aislamiento es consecuencia de esa realidad? ¿Desconocen en serio lo que los rodea? ¿Lo miran de lejos? ¿Saben que hay personas de su misma edad muriéndose de hambre? En algunos casos, sí. En otros, no. Varios prometen ser líderes del mañana, dirigentes políticos y empresariales, con una educación de primera. Pero jamás pisaron la ciudad e ignoran lo que es ser pobre. Hay otros que quieren escapar de ese encierro, que no toleran la frivolidad. Esta investigación rompe con los prejuicios tejidos alrededor de estos jóvenes.
La autora, Patricia Rojas, es periodista y trabajó en la revistas VIVA y Trespuntos, y en el diario Clarín. También escribió para medios de México y estrenó una obra de teatro en el país azteca. En 2000, publicó Los pibes del fondo. Delincuencia urbana. Diez historias. Con sólo 37 años, fue finalista en la primera convocatoria del Premio Crónicas Planeta/Seix Barral y en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Rojas, Patricia. Mundo Privado, Planeta/Seix Barral, 2007, Buenos Aires.
7 comentarios:
mi experiencia con los barrios privados me dice que a mi edad, no son para pasar más de dos días, y en eneros de buenos aires donde todo el mundo está afuera. realmente te podés distender, y descansar y alejarte un poco del mundo de la cuidad, del ruido, del ritmo. pero no son para tener una familia, y criar los chicos allá. tendrán una hermosa infancia, pero les va a costar mucho cuando crezcan vivir fuera de esa burbuja que es el country.
mis tios viven en un country, pero son gente mayor que ya ha vivido toda su vida en san martin y villa ballester, y ahora buscan un poco más de tranquilidad.
te amo mucho amor =)
seguí escribiendo así MI HERMOSA :)
tengo amigos que viven en barrios cerrados y son mas abiertos que algunos que viven fuera de ellos...
todo es relativo, igual, yo hablo desde rosario y desconozco la realidad de capital y gran buenos aires...
saludos
no exagero si te cuento que tengo conocidos que viven en un country y no saben cruzar la calle en capital...
que cada uno haga lo que quiera, a mi entender, existe una "generación country", gente que nació allí y allí se cría y desarrolla LA TOTALIDAD de su vida, alejada de -desde mi punto de vista- la vida real.-
maristela svampa tambien se ocupo del tema.
este fenomeno es un reflejo mas de la desigualdad social existente
Como dice Gonzalo, es un fenomeno de la desigualdad social. Y a la vez, un leve reflejo de la sociedad de clase alta individualista y discriminativa; aquel sector que no quiere rosarce con quienes no pertenence a su círculo de negocios, golf, yates, José Ignacio, Europa.. y otras cosas.
Marco D´
)tu.tea·blog(
la peli cara de queso, tambien no habla de lo mismo?? y bueno el tema de los barrios privados es algo que la verdad no le veo mucho sentido, si te pones a pensar, la gente qeu tiene mucha, pero mucha torta tampoco vive en barrios privados, pero bueno, cada uno elige, i'm not agree
Nadie Nunca Nada te comentó lo mismo que te comenté yo en TEA el otro día. No lo voy a repetir. Si tengo que elegir, me quedo con mi desastrosa, si se quiere, Capital Federal. Mis hijos se fumarán todo el smog pero al menos sabrán manejarse sin miedo en la ciudad, detalle que les va a servir para la vida (sobretodo si se tornan viajeros empedernidos).
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